CRÍTICAS EN "EL PAÍS" 10/10/2010
DE JAVIER VALLEJO Y ROSANA TORRES.
"AULLIDOS" EN MATADERO MADRID ( NAVES DEL ESPAÑOL).
Te quiero,
monstruo
EL
PAÍS
- 10-10-2010 En Aullidos, la bella durmiente no despierta
de un casto beso en los labios. Tampoco consigue despertarla
Hans, hombre lobo adolescente, husmeando en su entrepierna,
ni copulando bestialmente con ella. Nueve meses
después, la joven resucita por fin debido a
los dolores del parto resultante y al contacto suave de su
niño recién nacido. Las versiones originales
de los cuentos de tradición oral de las que se ha
empapado la genial compañía vallisoletana
Teatro Corsario para crear este espectáculo poco
tienen que ver con las caramelizadas por Disney. Aquellas
son el pavoroso diario de avisos donde, de manera
alegórica pero sin pudor alguno, se instruía a
los chicos sobre los ciclos de la vida y los peligros del
mundo. No recuerdo otro espectáculo de marionetas
adscrito tan claramente como este al género
fantástico y de terror, y menos con muñecos
cuyo tamaño, textura y calidad de movimiento los hace
cuasi humanos. Liberadas de servidumbres realistas (el cine
gore se ocupa de entretener hoy a la población
que antaño iba a ver los aterradores
espectáculos de grand-guignol, cuyo nombre
llama a equívoco porque nada tienen que ver con los
títeres) y liberadas también de la fuerza de
la gravedad, de la labilidad emocional, de la fatiga y de
toda humana servidumbre, las marionetas de Teatro Corsario
entran a campo traviesa por terrenos escatológicos y
eróticos difícilmente abordables con actores
de carne y hueso. Carrera de obstáculos
Es generoso en extremo el trabajo de
manipulación en el anonimato de Teresa Lázaro,
Olga Mansilla y Sergio Reques, completamente forrados de
negro y en tinieblas siempre. |
Marionetas que bucean en el inconsciente colectivo
EL PAÍS - 10-10-2010 Teatro Corsario es uno de esos empeños profesionales, puesto en pie y mantenido con una gran tenacidad y ahínco, dentro del panorama teatral español contemporáneo. La compañía se formó en 1982 y ha superado baches de todo tipo desde entonces, como es habitual en aquellos que se dedican al mundo escénico. Y, lo más curioso, ha sobrevivido a pesar de que su trayectoria se ha distinguido por mantener firmemente dos géneros que no siempre han tenido fácil salida: por un lado, un especialísimo tratamiento de los clásicos, desde Lope de Rueda a Calderón de la Barca, pasando por Tirso de Molina, Shakespeare y Lope de Vega; por otro, la arriesgada y valiente puesta en escena de unos novedosos espectáculos de títeres, mayoritariamente para adultos, con los que son conocidos en ámbitos internacionales. La propuesta es tan
interesante que el teatro Español, tan exquisito en
su programación de los últimos años,
se ha atrevido a traerles con sus marionetas, nada menos
que a las naves del Matadero, donde van a estar hasta el
16 de octubre representando Aullidos, un espectáculo con
texto y dirección de Jesús Peña. Un espectáculo que ha
recibido numerosos premios. Entre ellos hay que destacar
los recibidos por el Jurado de La Unión Polaca de
Artistas de Escena y el del Festival de Torun, de Polonia,
donde desfila lo mejorcito del planeta en un
género, como es el de los títeres, que los
polacos conocen y dominan a la perfección. El
montaje viaja constantemente por numerosos países,
algo que seguramente se ve facilitado por el hecho de que
el texto es mínimo y no existen los
diálogos. Para armar la historia de
Talía, una adolescente huérfana a la que la
fantasmagórica presencia de la madre, ajusticiada
por la Inquisición, no abandona, Peña ha
recurrido a las versiones primigenias de los cuentos de
hadas, al igual que hace siglos hicieron Perrault o los
hermanos Grimm, a los que ha leído profusamente.
"Es un material que no va dirigido, ni mucho menos, a los
niños, sino que surge de todo aquello que los
adultos se contaban alrededor de la lumbre, sin censura y
a lo largo y ancho del planeta, pero siempre marcado por
un alto contenido simbólico, que representa
parcelas de lo humano que forman parte del inconsciente
colectivo", señala el director, quien en vez de
orientar estos símbolos hacia un público
infantil, como se ha hecho casi siempre, los ha llevado a
su profundo y auténtico sentido. De ahí que
en Aullidos haya sexo explícito,
pues se incide en los aspectos que a los niños no
se cuentan. Aunque detrás de las
investigaciones del autor y director han estado los
trabajos de estudiosos del tema, como Bruno Bettelheim o
Vladimir Propp, quienes han buceado con sesudos ensayos en
los elementos psicoanalíticos y el análisis
estructural y morfológico de los cuentos,
Peña deja bien claro que su espectáculo no
ha derivado hacia algo intelectual: "Yo quería
hacer teatro, algo lúdico, contar cómo una
adolescente, al abandonar la niñez, puede tropezar
con un mundo muy violento, y para ello trato de que se
sucedan los elementos cómicos y los
terroríficos, las imágenes hermosas y las de
fuerte impacto", señala. Peña y los miembros
de Teatro Corsario están considerados los reyes de las marionetas de terror,
con espectáculos como este o su mítico La maldición de Poe, creado en 1992 a partir de
diferentes relatos de Edgard Alan Poe. Aullidos está basado en
relatos mitológicos, como Cupido y Psique, y principalmente en la trama de La bella durmiente, donde las pulsiones
eróticas no se disimulan detrás de ingenuos
besitos y bailecitos infantilizados. También hay aromas de
Pulgarcito, Caperucita, Blancanieves, Las habichuelas
mágicas y otros populares relatos,
como La sirenita. Todo interpretado por unas marionetas de excepcional técnica, manipuladas por Teresa Lázaro, Olga Mansilla y Sergio Reques, que "se ven sometidas a las pasiones humanas, y aceptada la transgresión, el sexo de los títeres puede ser muy divertido", apunta Peña, quien cuenta en el montaje con más de 20 muñecos y escenografías, todos ellos elaborados por las mismas personas que los manejan, incluido él mismo. Los muñecos, casi tan grandes como personas, se manipulan directamente con las manos, pero ni las manos ni sus dueños pueden verse. |