LOS LOCOS DE VALENCIA
CRÍTICAS
EL NORTE DE CASTILLA 7 de abril de 2008 Delicioso trastorno
Magnífica creación de Teatro Corsario sobre un divertimento de Lope de
Vega. Me rindo ante el despliegue de versatilidad que supuso La barraca
de Colón -ambas producciones pasaron por el Juan Bravo- y paso a
encabezar la lista de entusiastas rendidos a Los locos de Valencia.
Alfonso Arribas DIARIO DE CÁDIZ Festival de El Puerto de Santa María, 19 de agosto de 2007 El teatro es como el retrete y como el cementerio, cuando hay que ir hay que ir. "Es de Lope" fue una frase utilizada frecuentemente para indicar que algo era excelente. Considerado el primer escritor profesional de la literatura española, el Fénix utiliza la locura fingida porque le permite tanto divertir al público con chocarrerías y graciosidades, como hacer uso del enredo característico de la comedia burlesca. Fernando Urdiales se atreve a meter la tijera, consiguiendo crear un espectáculo accesible y que permite dar una versión de los clásicos distinta. Con un escenario sencillo pero efectista, el trabajo de los actores -perfecta dicción y movimientos impecables-, consigue junto con una magnífica caracterización y un vestuario sencillamente sublime, que el público asistente reconozca las influencias de la Commedia dell´ Arte en esta historia de amor. Chapeau por ellos. La sensación de placer visual que produce asistir a teatro del bueno entre los jardines de la Bodega de Mora es un aliciente más a la programación cultural del verano en El Puerto. El sonido del viento de levante entre las ramas de la araucaria y el sentido, caluroso y prolongado aplauso que recibieron los actores al final de la representación, invitan a pensar que el teatro está más vivo que nunca. Manolo Morillo
LA VOZ Festival de El Puerto de Santa María, 19 de agosto de 2007 La edad y sabiduría del equipo se hace notar en una propuesta en la que resalta su cuidada estética: desde el comienzo, el espectador percibe un escenario sugerente en su forma y colorido que sirve muy bien de marco a una historia en la que todo es sinuoso como el amor. Brillante es sin duda el diseño de vestuario, que además de una agradable tonalidad, consigue, (con apliques de guantes blancos a trozos por distintas partes del ropaje), la impresión de que Cupido hubiese pasado y, en lugar de flechas, hubiese abandonado pedazos de sus alas. Estos mismos guantes nos remiten también al delicado toque del amor que llega, cual astuto bandido, robándonos y haciéndonos sufrir sin apenas haber advertido que estamos siendo dañados por él. Con esta misma delicadeza, -la del ladrón de guante blanco-, el conjunto de actores de la comedia nos va introduciendo en la fantasía plástica del montaje; y es que su excelente trabajo vocal y corporal también se hace corpóreo dentro de la móvil y rítmica escultura escénica que construye muy bien su director. Podemos resaltar la presencia del actor Jesús Peña pero no en detrimento de un reparto bastante homogéneo en su hacer, y que de forma evidente se nota enamorado de su trabajo. El Puerto ha gozado en las Bodegas de Mora de una chispeante degustación escénica. Germán Corona
EL DÍA Festival de Almagro, 12 de julio de 2007 Una divertidísima casa de locos. La adaptación nos ofrece una obra ligera y sin paja, en que se prescinde de todo lo que sobra y se acentúan los elementos clave de la representación. Cuando nuestros protagonistas entran en la casa de locos todo cambia, desde su vestuario hasta la iluminación. Además, el vestuario elegido, brillantemente grotesco, da cuenta de la ampulosa locura que habita en un escenario cúbico. Todo ello aderezado con un ritmo ágil, algo que muchas veces se echa en falta en las adaptaciones de los grandes clásicos. Un espectáculo de alrededor de hora y media que se hace mucho más corto gracias a la sensacional selección de textos y a una deliciosa interpretación de todo el reparto. C. Otto
LA TRIBUNA Festival de Almagro, 13 de julio de 2007 No hay reproches que valgan. Impecable, original, dinámico… Fernando Urdiales ha construido un espectáculo tremendamente plástico y visual, potenciando los aspectos mágicos y surrealistas de ese escenario en forma de tablero de ajedrez. De bella factura, la puesta en escena del Teatro Corsario es sin duda la más divertida y original de las comedias de todas cuantas han pasado hasta ahora por el Festival de Almagro. Carmen Obregón
FESTIVAL DE ALCÁNTARA 9 de agosto de 2007 Una comedia ágil y divertida, fresca, que conecta con todo tipo de público. Ha resultado una comedia con mucho ritmo, que va llevando al público de la cordura a la locura sin solución de continuidad. En los personajes se ha acentuado los aspectos más grotescos... y en una compañía con tantas producciones a sus espaldas se reconoce la valía de todo el reparto y su madurez en la interpretación; destaca la pareja formada por Jesús Peña y Rosa Manzano por su buena química. Para dar un toque surrealista y onírico, la escenografía nos presenta a un gran tablero de ajedrez en el que se moverán los personajes, y el vestuario, cuidadísimo en todos los detalles, remitirá a lo grotesco y a ver el Hospital de los Locos como una gran jaula donde pululan sin cesar pájaros de todo tipo. Hemos participado en un mundo de locos cuerdos y al volver a la realidad cotidiana, después de las últimas palabras de la comedia, surge la pregunta: ¿necesitaremos siempre del teatro para volvernos locos cuerdos? ¡Gracias a Teatro Corsario!
R. Leal
EL NORTE DE CASTILLA Festival Olmedo Clásico, 30 de julio de 2007 Fernando Urdiales ha realizado una puesta en escena desde la valoración de lo cómico, una gran fiesta rompiendo además algunos tabúes y entrando en un territorio nuevo para los actores. El desarrollo de las acciones escénicas es rompedor y arriesgado, tanto en la elección del vestuario como de la gestualidad de los actores, la configuración del espacio, y la utilización de la música. Juan Carlos Martín pasa de una variación de Mancini a un final azarzuelado con toques de jota aragonesa. Los intérpretes asumieron todos estos retos. Jesús Peña tiene el papel más agradecido pero el tono colectivo de siempre prevaleció. Una fiesta en la escena con Lope de pretexto. Llenazo en la Corrala y éxito. Fernando Herrero
EL MUNDO Festival Olmedo Clásico, 30 de julio de 2007 Sería de agradecer que los políticos cedieran un teatro a Corsario para que siga divirtiendo a las gentes. El ingenio de Urdiales se suelta de la mano del Fénix de los ingenios y corre hacia la salida del Hospital de Locos a esperar a Floriano (muy bien Jesús Peña) y a Erífila (magnífica, como siempre, Rosa Manzano). Entre los dos surge el amor a primera vista y, como éste no deja de ser contagioso, iniciarán una espectacular ceremonia burlesca. Trastornarán a Pisano, el celador al que da vida muy eficazmente Luismi García; idiotizarán al doctor Verino (genial Javier Semprún); hechizarán a Fedra, la de anchurosa presencia (Mercedes Sáiz)... Y seguirán haciendo de las suyas hasta conseguir que todo desemboque en una zarzuela. Harán del manicomio un lugar alegre, logrando que el público participe en la fiesta. Finalmente, hay que destacar la labor de Ruth Rivera, quien hace una auténtica creación como Laila, la limpiadora del manicomio. Carlos Toquero
ABC Festival Olmedo Clásico, 31 de julio de 2007 Lope crea un universo complejo y muy divertido. El juego y la fiesta se apoderan de este espacio desestabilizador del hospital donde gobierna el mundo al revés. Formar parte de este espacio del juego y de la fiesta crea tanta adicción que todo el mundo quiere estar dentro y si alguien se va es para volver. Fernando Urdiales toma de la comedia de Lope juego y fiesta y la aligera, recortando personajes y temas, para realizar una muy particular versión despegada del clásico. Su propuest escénica intensifica el tono de farsa y adopta una estética renovadora. Realiza continuos guiños al público actual al introducir una mezcolanza de reconocidas melodías, música de cabaret, jotas o la zarzuela en la que se convierte la fiesta de la falsa boda. Despliegan chispa y energía en su interpretación la pareja protagonista Jesús Peña y Rosa Manzano. Ruth Rivera interpreta con expresividad, soltura y naturalidad a la criada Laida. Muchos aplausos. Julia Amezúa |